domingo, 3 de marzo de 2013

El Parto


El nacimiento es un momento clave en la vida de una persona, de hecho es la frontera entre dos vidas, la intrauterina y la extrauterina. En la vida uterina el niño tiene todas sus necesidades de sustento cubiertas, a través de la circulación placentaria, sin embargo tras el nacimiento, las cosas cambian y el niño pasa a desenvolverse en un medio distinto, privado de ese sustento, y tiene que empezar a respirar, alimentarse y excretar por sí mismo.

El nacimiento marca un hito de vida, salir airoso del mismo significa la supervivencia. Es un paso de vida o muerte. Es una dura empresa compartida entre madre e hijo. Y al igual que cualquier trabajo en equipo, cuanto más compenetrados estén el tandem madre-hijo, mayor probabilidad de éxito habrá al concluir los trabajos del parto, como llaman los anglosajones al proceso del nacimiento. La compenetración se logra con comunicación, por eso son muy importantes los cursos de preparación al parto.

Durante el parto, es esencial que las articulaciones de la pelvis de la madre estén libres en su movilidad, sin restricciones, para que facilite el paso del niño por el canal del parto. Aunque se va mejorando, sería conveniente revisar las actuaciones y las atenciones periparto. Preservar la movilidad pélvica durante el expulsivo, ayuda en el nacimiento, por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja el parto tumbada. Ya que, de esta manera, se bloquea el movimiento de las articulacuiones sacroilíacas. Y la nutación y contranutación del sacro (movimientos que se dan en la pelvis durante el parto), se inhiben. Si revisas tus articulaciones sacroilíacas y pélvicas, durante el embarazo y antes del parto, facilitarás estos movimientos.
 Una cosa que nunca he entendido es por qué se anestesia por un lado, con la consiguiente pérdida de fuerza muscular de útero y musculatura pélvica, y por otro lado, se pone un gotero con oxitocina para acelerar las contracciones del útero.
El que completa el tamdem, es el bebé, que al pasar por el canal del parto, el cráneo se deforma y aumenta la presión intracraneal. Una vez finalizado el expulsivo, tras ese cambio de presiones en la cabeza, el niño vuelve a recuperar la forma de la misma. Aunque a veces no es del todo así y se generan puntos de presión en sus articulaciones. Revisa la forma de la cabeza y si hay crestas, o por el contrario parece como si los huesos estuvieran escesivamente separados.
Cualquier alteración en la forma de la cabeza o cualquier cosa anormal que notes, es mejor consultar y no quedarse con la duda, ya que esto puede dar problemas en el desarrollo psicomotriz del niño, en el caso de que los daños sean mayores y afecten al encéfalo.


Gracias a la osteopatía pediátrica, los osteópatas podemos incidir en esas articulaciones, liberando la presión  de esas suturas. facilitando y restaurando la movilidad global, del cráneo y del resto del cuerpo del niño.

Las restricciones de movilidad del cráneo, entre otras estructuras, pueden dar lugar a mucha sintomatología infantil, como por ejemplo, cólicos del lactante, sinusitis, infecciones de vías altas, estrabismo, problemas de comportamiento (TDAH) y como no,  pueden estar asociados a nacimientos traumáticos la parálisis cerebral infantil (PCI), autismo...

Estos trastornos se pueden tratar con osteopatía y fisioterapia pediátrica, y cuanto antes mejor. Siempre se puede mejorar. En Osteopatia Archanco podemos ayudar a que tanto tú, como tu hijo, podáis prepararos para el parto, y recuperaros lo antes posible del mismo. Cualquier duda te responderemos encantados.

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